Domingo de Resurrección 2013



"Entonces entró también el otro discípulo que vino primero; vio y creyó" 
(Juan 20, 8)


PASCUA DE RESURRECCIÓN

   La Iglesia convoca a todos sus fieles para que en la celebración de la palabra y de los santos misterios revivan (o vivan por primera vez) el paso pascual del Espíritu Santo que los incorpora a Cristo muerto y resucitado. Es nuestra propia historia de salvación, como lo expresa la oración de después de la comunión: “Derrama, Señor, sobre nosotros tu Espíritu de caridad, para que vivamos siempre unidos en tu amor los que hemos participado en un mismo sacramento pascual”.


¡Aleluya! Cristo, el Señor, ha resucitado ¡Aleluya! 
(Juan 20, 1-9)


EL SENTIDO DE LA VIGILIA PASCUAL


   La abundancia de la Palabra de Dios en la Vigilia permite hacer un recorrido completo por la historia de la salvación. Todo se inicia con la Creación, acto gratuito y sorprende de Dios, que deja la impronta de bondad del Hacedor en todo lo creado (la luz y la vida). Dios mantiene Su Palabra por medio de personajes emblemáticos, como Abraham, y termina por darle la figura de un pacto, de una Alianza, tras la maravillosa experiencia de la salida de Egipto de Israel en el éxodo. Dios se compromete a hablar y orientar al pueblo elegido y éste promete oír su voz y seguir las palabras de la Ley.

Viernes Santo 2013. La Gloria del Crucificado




"Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu"
(Lucas 23, 46)




LA CRUZ, NUESTRA MAS ALTA GLORIA 

   Para la Iglesia católica cada hecho de Cristo es objeto de gloria. Pero el objeto de más alta gloria es la cruz. Así lo reconoce Pablo cuando dice: "lejos de mí el gloriarme si no es en la cruz de Cristo" (Gál 6, 14).

   Fue algo maravilloso el que un ciego de nacimiento recobrase la vista en la piscina de Siloé. Sin embargo, ¿qué supone un ciego contra los ciegos de todo el mundo? Algo grande, sobrenatural fue el que Lázaro, que llevaba cuatro días muerto, resucitase de entre los muertos. Sin embargo, sólo en él se manifestó la gracia. Pero, ¿qué supone un Lázaro frente a aquellos que mueren por causa de sus pecados sobre la tierra? Fue un milagro el que cinco panes alcanzasen para alimentar a cinco mil hombres. Sin embargo, ¿qué son cinco mil hombres frente a aquellos que sufren hambre en toda la tierra, porque viven en la ignorancia? Fue maravillosa la liberación de la mujer que estaba encadenada por Satanás desde hacía dieciocho años. Pero, ¿qué supone una mujer frente a todos nosotros que estamos atados por las cadenas de nuestros pecados? La corona victoriosa de la cruz ha traído luz a los ciegos espirituales, ha liberado a todos los que yacen bajo el pecado y salvado a toda la humanidad.



 "Os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, también vosotros lo hagáis"
(Juan 13, 15)



   Según el cuarto evangelio, toda la vida de Jesús, ya desde sus inicios, se encamina a su “hora”. La hora de Jesús es el momento fijado por el Padre para el cumplimiento de la obra de salvación. En el fragmento del evangelio que se ha proclamado aparece este término: “sabiendo Jesús que había llegado la hora”. El evangelista resume con dos palabras fundamentales lo esencial de esta hora: es la hora del paso y es la hora del amor hasta el extremo, hasta más no poder. Con gran solemnidad, el evangelista afirma que Jesús vuelve a Dios, de dónde había venido. Este es el paso decisivo de toda vida humana. Pero el único modo de dar este paso es por medio del amor. La hora del paso y la hora del amor se explican recíprocamente. El amor, al hacernos salir de nuestras barreras, permite el encuentro con Dios y con los hermanos.

Las 10 reflexiones de Bergoglio




   Aquí os dejamos 10 pensamientos del Papa Francisco, cuando todavía era conocido simplemente como Jorge Bergoglio. Aquí se ve cómo la claridad y la agudeza en los ejemplos destacaba ya en la predicación del nuevo Papa, y cómo sus argumentos en defensa de la doctrina destilan esa sabiduría y cercanía al pueblo tan especial.


  1. Aborto y defensa de la vida 

       "Es preciso poner la cara para defender la vida desde la concepción hasta la muerte natural". "Debemos escuchar, acompañar y comprender desde nuestro lugar a fin de salvar las dos vidas: respetar al ser humano más pequeño e indefenso, adoptar medidas que pueden preservar su vida, permitir su nacimiento y luego ser creativos en la búsqueda de caminos que lo lleven a su pleno desarrollo"

       "Sin estas tres actitudes, ternura, esperanza y paciencia, no se puede respetar la vida y el crecimiento del niño que está por nacer. La ternura nos compromete, la esperanza nos lanza hacia el futuro, la paciencia acompaña a nuestra espera en el cansino pasar de los días (...) Cuando estas actitudes no están, entonces el niño pasa a ser un 'objeto' alejado de su padre y de su madre, y muchas veces 'algo' que molesta, alguien intruso en la vida de los adultos, para quienes pretenden vivir tranquilos, replegados sobre sí mismos en un egoísmo paralizante"


  2. La familia y el papel de los ancianos

       "Cuando un pueblo se olvida de cuidar a sus ancianos, empezó a ser un pueblo en decadencia, es un pueblo triste. Cuando en una familia se olvidan de acariciar al anciano, ya anida la tristeza en su corazón"
      
       "Lo que sembrás vos con tu ejemplo, es lo que vas a cosechar de tus hijos. Cuidá a los viejos, cuidá la vida de los viejos porque eso es ser familia. Y no entrés en la moda de que a los viejos se los guarda y se los desprecia. Cuidá a los chicos. Enseñáles a crecer bien para que sean retoños llenos de vida , que den flor y fruto en la vida."
       

Domingo de Ramos


“Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino”
(Lc 23, 42)

DOMINGO  DE  RAMOS  EN  LA  PASIÓN  DEL  SEÑOR

   El título de este domingo resume con dos palabras el mensaje de su celebración: RAMOS y PASIÓN, la entrada de Jesús en Jerusalén sobre un borrico y su salida en la cruz. Parecen mensajes opuestos, pero tienen un común denominador y son complementarios. Ambos expresan con símbolos distintos la configuración que adquiere en este mundo la realeza, el mesianismo y hasta la divinidad de Jesús; y la humilde sencillez y el amor hasta la muerte.


   I. Los hechos.

   El texto de hoy empieza determinando el marco temporal y geográfico. Jesús con sus discípulos está a punto de terminar su largo viaje desde Galilea. Con un término sugerente, él lo llama subida (Lc 18,31; 19,28). Se encuentra ya a tres kilómetros de la capital, en Betania, donde Jesús establece su residencia los últimos días de su vida (Mc 11,11; Jn 11,1; 12,1); junto al monte de los Olivos, que se convertirá los próximos días en el lugar preferido para su oración nocturna (Lc 21,37s). Jerusalén se prepara para la Pascua, la gran fiesta nacional de los hebreos. Ello provoca una abundante afluencia de toda clase de gente en la ciudad; caravanas de peregrinos judíos para cumplir la ley de Moisés (Dt 16,16); ganaderos que venden las víctimas para los sacrificios del templo, y, dato importante, el refuerzo de las tropas romanas para asegurar el orden público y evitar un posible pronunciamiento nacionalista.


Pascua Joven en Buen Suceso


Y si aún no tienes plan para Semana Santa..... ¡¡ánimate a vivir la Pascua con nosotros!!


Ya se está preparando la Pascua Joven Puerta de Fe:

Desde el jueves 28 de marzo hasta el sábado 30 de marzo, a partir de las 10:00 en la Parroquia Ntra. Sra. del Buen Suceso.

¡¡¡La Semana Santa es SANTA!!! Y así lo queremos vivir en la parroquia del Buen Suceso, en especial los Jovenes, si te quieres unir a nosotros nos encontrarás en Madrid, en la calle Princesa 43, frente al Corte Inglés. (Metro Argüelles)

No queremos que nadie se pierda las actividades que estamos preparando para Pascua, para eso puedes ayudarnos compartiendo esta publicación o sugiriendo a la gente de nuestra parroquia o a tus propios amigos nuestra página de Facebook aquí, donde os mantendremos informados de todas las novedades parroquiales.

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No te lo puedes perder....¡¡¡Te esperamos!!!

¡¡¡OS ESPERAMOS A TODOS!!!





   Homilía íntegra del Papa Francisco en la Misa de inicio de su pontificado
   19 de marzo de 2013

   Queridos hermanos y hermanas

   Doy gracias al Señor por poder celebrar esta Santa Misa de comienzo del ministerio petrino en la solemnidad de san José, esposo de la Virgen María y patrono de la Iglesia universal: es una coincidencia muy rica de significado, y es también el onomástico de mi venerado Predecesor: le estamos cercanos con la oración, llena de afecto y gratitud.

   Saludo con afecto a los hermanos Cardenales y Obispos, a los presbíteros, diáconos, religiosos y religiosas y a todos los fieles laicos. Agradezco por su presencia a los representantes de las otras Iglesias y Comunidades eclesiales, así como a los representantes de la comunidad judía y otras comunidades religiosas. Dirijo un cordial saludo a los Jefes de Estado y de Gobierno, a las delegaciones oficiales de tantos países del mundo y al Cuerpo Diplomático.

   Hemos escuchado en el Evangelio que «José hizo lo que el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer» (Mt 1,24). En estas palabras se encierra ya la la misión que Dios confía a José, la de ser protector, custodio. Custodio ¿de quién? De María y Jesús; pero es una custodia que se alarga luego a la Iglesia, como ha señalado el beato Juan Pablo II: «Al igual que cuidó amorosamente a María y se dedicó con gozoso empeño a la educación de Jesucristo, también custodia y protege su cuerpo místico, la Iglesia, de la que la Virgen Santa es figura y modelo» (Exhort. ap. Redemptoris Custos, 1).

   ¿Cómo ejerce José esta custodia? Con discreción, con humildad, en silencio, pero con una presencia constante y una fidelidad y total, aun cuando no comprende. Desde su matrimonio con María hasta el episodio de Jesús en el Templo de Jerusalén a los doce años, acompaña en todo momento con esmero y amor. Está junto a María, su esposa, tanto en los momentos serenos de la vida como los difíciles, en el viaje a Belén para el censo y en las horas temblorosas y gozosas del parto; en el momento dramático de la huida a Egipto y en la afanosa búsqueda de su hijo en el Templo; y después en la vida cotidiana en la casa de Nazaret, en el taller donde enseñó el oficio a Jesús

   ¿Cómo vive José su vocación como custodio de María, de Jesús, de la Iglesia? Con la atención constante a Dios, abierto a sus signos, disponible a su proyecto, y no tanto al propio; y eso es lo que Dios le pidió a David, como hemos escuchado en la primera Lectura: Dios no quiere una casa construida por el hombre, sino la fidelidad a su palabra, a su designio; y es Dios mismo quien construye la casa, pero de piedras vivas marcadas por su Espíritu. Y José «custodio» porque sabe escuchar a Dios, se deja guiar por su voluntad, y precisamente por eso es más sensible aún a las personas que se le han confiado, sabe cómo leer con realismo los acontecimientos, está atento a lo que le rodea, y sabe tomar las decisiones más sensatas. En él, queridos amigos, vemos cómo se responde a la llamada de Dios, con disponibilidad, con prontitud; pero vemos también cuál es el centro de la vocación cristiana: Cristo. Guardemos a Cristo en nuestra vida, para guardar a los demás, salvaguardar la creación.

   Pero la vocación de custodiar no sólo nos atañe a nosotros, los cristianos, sino que tiene una dimensión que antecede y que es simplemente humana, corresponde a todos.  
  • Es custodiar toda la creación, la belleza de la creación, como se nos dice en el libro del Génesis y como nos muestra san Francisco de Asís: es tener respeto por todas las criaturas de Dios y por el entorno en el que vivimos. 
  • Es custodiar a la gente, el preocuparse por todos, por cada uno, con amor, especialmente por los niños, los ancianos, quienes son más frágiles y que a menudo se quedan en la periferia de nuestro corazón.  
  • Es preocuparse uno del otro en la familia: los cónyuges se guardan recíprocamente y luego, como padres, cuidan de los hijos, y con el tiempo, también los hijos se convertirán en cuidadores de sus padres.  
  • Es vivir con sinceridad las amistades, que son un recíproco protegerse en la confianza, en el respeto y en el bien. 
   En el fondo, todo está confiado a la custodia del hombre, y es una responsabilidad que nos afecta a todos. Sed custodios de los dones de Dios. Y cuando el hombre falla en esta responsabilidad, cuando no nos preocupamos por la creación y por los hermanos, entonces gana terreno la destrucción y el corazón se queda árido.

   Por desgracia, en todas las épocas de la historia existen «Herodes» que traman planes de muerte, destruyen y desfiguran el rostro del hombre y de la mujer. Quisiera pedir, por favor, a todos los que ocupan puestos de responsabilidad en el ámbito económico, político o social, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad: seamos «custodios» de la creación, del designio de Dios inscrito en la naturaleza, guardianes del otro, del medio ambiente; no dejemos que los signos de destrucción y de muerte acompañen el camino de este mundo nuestro. Pero, para «custodiar», también tenemos que cuidar de nosotros mismos.


V Domingo de Cuaresma: La Gracia del perdón
















" Ve, y en adelante no peques más "
                                                  (Juan 8, 11)

    Os diré que en realidad tenía ya un texto preparado para este domingo, pero esta mañana, después de ver el impresionante Ángelus del Papa, algo dentro de mi me decía que no podía pasar por alto las palabras del sucesor de Pedro. Así que esta vez os dejo con el capitán de ésta barca de Pedro que es la Iglesia, para sea él mismo quien nos recuerde que Dios nunca se cansa de perdonarnos,somos nosotros nos que nos cansamos de pedirle perdón.   

   Por cierto, prestadle atención un momento al grupo de banderas de Siria  que se encontraban en la plaza de San Pedro en ese momento. Supongo que ya sabéis la dificilísima situación en la que se encuentran los cristianos allí, donde además de la persecución tienen que lidiar todos los días con bombardeos y fuego de proyectiles; aquí tenéis algo más de información. Al menos, yo me he emocionado muchísimo al verles allí, y os propongo dedicarles por lo menos un momento de oración por nuestros hermanos.




   A continuación os paso el texto en español, traducido directamente desde el italiano porque todavía en la web del Vaticano no está la versión oficial española, sino sólo la italiana (os dejo también el enlace por si queréis mirarlo vosotros mismos cuando salga). Espero que lo disfrutéis, porque es toda una maravilla.


Habemus Papam







¡¡Proclama mi alma la grandeza del Señor, 
se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador!!

¡¡No sé vosotros, pero yo estoy pletórica y me encanta nuestro Papa!! 
...Francisco Primero, te quiere el mundo entero...


IV Domingo de Cuaresma: Los hijos y el Padre

“Se puso en camino adonde estaba su padre”
(Lc 15,1-3.15-32)


   Los dos primeros versículos del evangelio sirven de introducción para ambientar “las parábolas de la misericordia” en un marco de escisión religiosa entre dos grupos sociales: publicanos y pecadores por una parte, y fariseos y letrados por otra.

   El primer grupo representa a los marginados de la sociedad, los proscritos de la alianza y los excluidos de toda relación con Dios: unos, (publicanos), por ejercer actividades odiosas (ladrones, atracadores, usureros, prestamistas, rapaces cobradores de tributos); otros (los pecadores) por violar sistemáticamente la Ley en su interpretación farisea (las prostitutas o los profanadores del culto y el sábado). Al segundo grupo pertenecen los fariseos, celosos observantes de la Ley, y los letrados, intérpretes oficiales de la misma. Y entre unos y otros se presenta Jesús añadiendo escándalo y polémica, porque acoge a los pecadores y come con ellos (15,2; cf. 5,30). En respuesta a esta acusación de los “ortodoxos” y practicantes Jesús expone su parábola, en la que retrata simbólicamente a los dos grupos en la persona de los dos hijos. Ambos participan de un mismo pecado, aunque de forma distinta, la traición a su condición filial respecto a un padre común.


     I. El pecado en el hermano menor está descrito teológicamente en una peripecia que discurre sobre reacciones psicológicas básicas de la persona humana:

1. Un error de la fantasía. El pecado empieza creyendo una mentira. Como el muchacho de la parábola, descontento del control familiar, el hombre se imagina un futuro feliz fuera del hogar paterno. Cree que puede prosperar en un país lejano y seductor, que en realidad desconoce. Sólo la experiencia posterior le convencerá de lo contrario.

III Domingo de Cuaresma: La Paciencia de Dios

 “Señor, déjala todavía este año, 
cavaré alrededor y la abonaré, a ver si da fruto...”(Lc 13, 8-9) 
 


   Creamos en la Buena Noticia del perdón

   El Miércoles de ceniza escuchamos una enérgica llamada: “Convertíos y creed en el Evangelio”. La confianza que da la escucha del Evangelio de la misericordia es lo que más nos puede motivar para cambiar de vida o enmendar lo que nos impide avanzar en la santidad y en el seguimiento de Cristo. Si creemos en el Padre que nos espera con amor, y en su Hijo entregado en obediencia por nosotros; si creemos y nos dejamos llenar por el Espíritu de amor, podemos confiar en la liberación del pecado y de sus rémoras. Es la hora de la penitencia, de hacer obras de “vivificación”.

   Comienza hoy, precisamente, la segunda parte de la Cuaresma, con los tres domingos que forman lo que podríamos llamar el “tríptico penitencial”, con los temas de la llamada a la conversión y la paciencia de Dios, la vuelta del hijo pródigo y el perdón de la mujer adúltera. Todos tenemos asumido que la Cuaresma es un tiempo penitencial, de renovación espiritual, para pedir el perdón de los pecados, pero ¿qué es la penitencia? ¿Cómo la expone el Evangelio? Tenemos tres domingos para comprenderlo un poco mejor y prepararnos así bien para la Pascua.


¡¡GRACIAS, SANTO PADRE!!


   Mensaje de despedida del Santo Padre, sin papeles ni anotaciones de ningún tipo; directo desde el corazón de un gran amigo. Aquel que un día afirmó ser un "humilde servidor en la viña del Señor", se despide ahora, con una profunda coherencia, siendo "simplemente un peregrino que inicia la última etapa"
¡Gracias, Santo Padre, por su ejemplo imborrable! 
 


¡Gracias! 
¡Gracias a vosotros!

Queridos amigos, estoy feliz de estar con vosotros, rodeado de la belleza de la Creación y de vuestra simpatía, que tanto me complace. Gracias por vuestra amistad y afecto.

Vosotros sabéis, que el día de hoy es distinto a otros precedentes. Ya no soy Sumo Pontífice de la Iglesia Católica (lo seré hasta las ocho, después ya no).

Soy simplemente un peregrino que inicia la última etapa de su peregrinación en esta tierra. Pero quisiera todavía, con mi corazón, con mi amor, con mi oración, con mi reflexión, con todas mis fuerzas interiores, trabajar por el bien común y el bien de la Iglesia y de la humanidad.

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