Comenzamos ya con el temario del nuevo curso, y este año además empezamos fuerte, estrenanado el Año de la Fe que nos ha propuesto el Santo Padre. Aquí tenéis algunas ideas de la charla de D.Aurelio para ir entrando poco a poco en materia.....
AÑO DE LA FE. LA NUEVA
EVANGELIZACIÓN
D.
Aurelio Fernández
(doctor en Filosofía por la Universidad de Salamanca
y en
Teología por la Universidad de Friburgo)
El
objetivo de la formación doctrinal-religiosa de este curso es sumarnos al plan
de la Iglesia universal del presente año que el Papa ha declarado como “año de
la fe”. Pero hacer nuestro este proyecto no es, simplemente, “arrimar el
hombro” a esta tarea, sino el compromiso personal de una mejora de cada uno de
nosotros: se trata, pues, de vivir nuestra fe y empeñarnos en extenderla en el
ambiente, sumándonos así a la ingente tarea de “la nueva evangelización”.
Objetivos a alcanzar en estas reuniones:
1. Conocer y
vivir con gozo nuestra fe en la Persona de Jesús, que es el Salvador.
2. Mejorar
nuestra vida personal y profesional.
3. Preparar
nuestro futuro y, en la medida de lo posible, alcanzar una existencia feliz.
La novedad del cristianismo
frente a las demás religiones es que Dios se ha revelado a los hombres: Dios
ha tomado la iniciativa. Y, si Dios “llama”, es lógico, que el hombre
“responda”. Este dato específico del cristianismo se comprueba en la vida de
Jesús que se presentó llamando a la gente y a cada persona: “tú ven y
sígueme”...
Pues bien,
esta respuesta del hombre a la llamada de Dios es lo que podemos definir como
fe: la fe es la llamada de Dios y la respuesta del hombre: tiene, pues, un
aspecto dialogal. Consecuencia: en la vida no estamos solos, al arbitrio de las
meras circunstancias personales, sino que nos acompaña esta llamada de Dios a
la que tratamos de responder cada día.
(...) Como Dios toma la iniciativa, resulta que la fe es un don divino; o sea, es una gracia especial, no es producto del esfuerzo humano ni de la razón que piensa. Pero el hombre tampoco es un instrumento pasivo, sino que “responde”. Esta respuesta, puesto que es humana, debe ser racional y libre.
(...) Como Dios toma la iniciativa, resulta que la fe es un don divino; o sea, es una gracia especial, no es producto del esfuerzo humano ni de la razón que piensa. Pero el hombre tampoco es un instrumento pasivo, sino que “responde”. Esta respuesta, puesto que es humana, debe ser racional y libre.
Estas dos
características de la fe por parte del hombre son esenciales. 1º. Dado que el
hombre es un ser racional, es lógico que responda racionalmente a Dios. 2º.
Asimismo, en ningún caso puede ser violada su libertad, pues la violencia se
opone radicalmente a la respuesta libre de la persona a esa llamada de Dios.
Estas dos
dimensiones de la respuesta humana: racionalidad y libertad deben ser
subrayadas, pues son un reto para el hombre. Sobre todo la racionalidad, o sea
el ejercicio de la razón para conocer los contenidos de la fe es hoy
especialmente urgente. Los clásicos repetían: “una fe no pensada y
racionalizada no es fe”. San Agustín escribió: “Primero es pensar y luego creer
(...) el acto de fe no es otra cosa que pensar con el asentimiento de la
voluntad”. Y señalaba este itinerario: “Oíd (a Dios), reflexionad, creed y
comprended”. Benedicto XVI acentuó en la Universidad de Ratisbona que “no
actuar según la razón es contrario a la naturaleza de Dios”.
En
consecuencia, es preciso conocer las verdades de la fe en las que creemos. Con
ello, conseguimos un triple objetivo: 1. Aumentar la fe personal. 2. Evitar las
dudas de fe. 3. Transmitir la fe a los no creyentes. Es sabido que la
ignorancia es con frecuencia lo que motiva las dudas de fe y lo que dificulta
acceder a ella.
Los dos
elementos que entran en la vida de fe: el divino, o sea la revelación de Dios y
el humano, es decir, el asentimiento racional y libre es lo que podemos
analizar en esta primera reunión. Conviene tener a la vista los siguientes
números del Youcat y del Compendio del Catecismo de la Iglesia
Católica:
–– Dios se
revela: nn. 7-10. Compendio del Catecismo: nn. 6-9.
–– El hombre
responde: 20-21. Compendio: 25-28.
Un resumen más amplio en el Catecismo
de la Iglesia Católica nn. 142-171; pp.40-48.
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