Hemos estado bastante liados últimamente, pero no podíamos dejar pasar este mes de María sin compartir esta estupenda catequesis del Santo Padre dedicada especialmente a san José y a la Virgen, uniendo así la celebración de san José obrero, con el comienzo del mes dedicado a María, y con Jesús como centro común de ambos. Una preciosa reflexión que nos invita una vez más a tomarles a ellos como ejemplo, y desde la oración conjunta, hacer aún más sólida la vida familiar y la amistad.


   Os dejamos el texto a continuación:



   Queridos hermanos y hermanas, buenos días:

   Hoy, primero de mayo, celebramos a san José obrero y comenzamos el mes dedicado tradicionalmente a la Virgen. En este encuentro, quisiera detenerme entonces sobre estas dos figuras tan importantes en la vida de Jesús, de la Iglesia y en nuestra vida, con dos breves pensamientos: el primero sobre el trabajo y el segundo sobre la contemplación de Jesús.

   1. En el Evangelio de san Mateo, en uno de los momentos en que Jesús vuelve a su país, a Nazaret, y habla en la sinagoga, se subraya el asombro de sus paisanos por su sabiduría y la pregunta que se plantean: «¿No es este el hijo del carpintero?» (13,55). Jesús entra en nuestra historia, viene en medio de nosotros, naciendo de María por obra de Dios, pero con la presencia de san José, el padre legal que lo custodia y le enseña también su trabajo. Jesús nace y vive en una familia, en la Sagrada Familia, aprendiendo de san José el oficio de carpintero, en el taller de Nazaret, compartiendo con él el empeño, la fatiga, la satisfacción y también las dificultades de cada día.

Mensaje de Pascua del Papa Francisco





   Este es el estupendo Mensaje de Pascua, que nuestro Papa Francisco nos dejó a todos nosotros después de la Santa Misa del día de Pascua de Resurrección. Desde el balcón central de la basílica vaticana, con la plaza de San Pedro engalanada como un jardín de flores, el Santo Padre nos envía estas palabras:




Domingo de Resurrección 2013



"Entonces entró también el otro discípulo que vino primero; vio y creyó" 
(Juan 20, 8)


PASCUA DE RESURRECCIÓN

   La Iglesia convoca a todos sus fieles para que en la celebración de la palabra y de los santos misterios revivan (o vivan por primera vez) el paso pascual del Espíritu Santo que los incorpora a Cristo muerto y resucitado. Es nuestra propia historia de salvación, como lo expresa la oración de después de la comunión: “Derrama, Señor, sobre nosotros tu Espíritu de caridad, para que vivamos siempre unidos en tu amor los que hemos participado en un mismo sacramento pascual”.


¡Aleluya! Cristo, el Señor, ha resucitado ¡Aleluya! 
(Juan 20, 1-9)


EL SENTIDO DE LA VIGILIA PASCUAL


   La abundancia de la Palabra de Dios en la Vigilia permite hacer un recorrido completo por la historia de la salvación. Todo se inicia con la Creación, acto gratuito y sorprende de Dios, que deja la impronta de bondad del Hacedor en todo lo creado (la luz y la vida). Dios mantiene Su Palabra por medio de personajes emblemáticos, como Abraham, y termina por darle la figura de un pacto, de una Alianza, tras la maravillosa experiencia de la salida de Egipto de Israel en el éxodo. Dios se compromete a hablar y orientar al pueblo elegido y éste promete oír su voz y seguir las palabras de la Ley.

Viernes Santo 2013. La Gloria del Crucificado




"Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu"
(Lucas 23, 46)




LA CRUZ, NUESTRA MAS ALTA GLORIA 

   Para la Iglesia católica cada hecho de Cristo es objeto de gloria. Pero el objeto de más alta gloria es la cruz. Así lo reconoce Pablo cuando dice: "lejos de mí el gloriarme si no es en la cruz de Cristo" (Gál 6, 14).

   Fue algo maravilloso el que un ciego de nacimiento recobrase la vista en la piscina de Siloé. Sin embargo, ¿qué supone un ciego contra los ciegos de todo el mundo? Algo grande, sobrenatural fue el que Lázaro, que llevaba cuatro días muerto, resucitase de entre los muertos. Sin embargo, sólo en él se manifestó la gracia. Pero, ¿qué supone un Lázaro frente a aquellos que mueren por causa de sus pecados sobre la tierra? Fue un milagro el que cinco panes alcanzasen para alimentar a cinco mil hombres. Sin embargo, ¿qué son cinco mil hombres frente a aquellos que sufren hambre en toda la tierra, porque viven en la ignorancia? Fue maravillosa la liberación de la mujer que estaba encadenada por Satanás desde hacía dieciocho años. Pero, ¿qué supone una mujer frente a todos nosotros que estamos atados por las cadenas de nuestros pecados? La corona victoriosa de la cruz ha traído luz a los ciegos espirituales, ha liberado a todos los que yacen bajo el pecado y salvado a toda la humanidad.

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