¡Aleluya! Cristo, el Señor, ha resucitado ¡Aleluya! 
(Juan 20, 1-9)


EL SENTIDO DE LA VIGILIA PASCUAL


   La abundancia de la Palabra de Dios en la Vigilia permite hacer un recorrido completo por la historia de la salvación. Todo se inicia con la Creación, acto gratuito y sorprende de Dios, que deja la impronta de bondad del Hacedor en todo lo creado (la luz y la vida). Dios mantiene Su Palabra por medio de personajes emblemáticos, como Abraham, y termina por darle la figura de un pacto, de una Alianza, tras la maravillosa experiencia de la salida de Egipto de Israel en el éxodo. Dios se compromete a hablar y orientar al pueblo elegido y éste promete oír su voz y seguir las palabras de la Ley.


   Dada esta situación, la palabra de Dios, resonando por medio de los profetas, va perfilando la perspectiva de una nueva Alianza, de una Palabra de Dios última que hará posible el diálogo definitivo de la salvación. Jesús de Nazaret es la Palabra de Dios hecha carne, el creador de la Nueva y definitiva Alianza; es la luz y la vida, el restaurador y plenificador del diálogo de la salvación. El bautismo, el nacimiento del agua y del Espíritu, es el gesto que sella en el ser humano la experiencia de la Pascua y que configura, reviste y conforma al bautizado con Jesucristo. La escena del sepulcro vacío según Lucas corona todo este recorrido. Las mujeres al rayar la luz del alba visitan el sepulcro de Jesús (el lugar de la muerte) y lo hallan vacío. Pero Él ya lo había anunciado, entonces recuerdan. La Palabra da luz y orienta la vida. La Palabra de Dios, que lo creó todo, es Cristo y ha vencido la muerte y la oscuridad.



ENCONTRARNOS CON EL RESUCITADO


   Según el relato de Juan, María de Magdala es la primera que va al sepulcro, cuando todavía está oscuro, y descubre desconsolada que está vacío. Le falta Jesús. El Maestro que la había comprendido y curado. El Profeta al que había seguido fielmente hasta el final. ¿A quién seguirá ahora? Así se lamenta ante los discípulos: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto". Estas palabras de María podrían expresar la experiencia que viven hoy no pocos cristianos: ¿Qué hemos hecho de Jesús resucitado? ¿Quién se lo ha llevado? ¿Dónde lo hemos puesto? El Señor en quien creemos, ¿es un Cristo lleno de vida o un Cristo cuyo recuerdo se va apagando poco a poco en los corazones? Es un error que busquemos "pruebas" para creer con más firmeza. No basta acudir al magisterio de la Iglesia. Es inútil indagar en las exposiciones de los teólogos. Para encontrarnos con el Resucitado es necesario, ante todo, hacer un recorrido interior. Si no lo encontramos dentro de nosotros, no lo encontraremos en ninguna parte.

   Juan describe, un poco más tarde, a María corriendo de una parte a otra para buscar alguna información. Y, cuando ve a Jesús, cegada por el dolor y las lágrimas, no logra reconocerlo. Piensa que es el encargado del huerto. Jesús solo le hace una pregunta: "Mujer, ¿por qué lloras? ¿a quién buscas?".Tal vez hemos de preguntarnos también nosotros algo semejante. ¿Por qué nuestra fe es a veces tan triste? ¿Cuál es la causa última de esa falta de alegría entre nosotros? ¿Qué buscamos los cristianos de hoy? ¿Qué añoramos? ¿Andamos buscando a un Jesús al que necesitamos sentir lleno de vida en nuestras comunidades?

   Según el relato, Jesús está hablando con María, pero ella no sabe que es Jesús. Es entonces cuando Jesús la llama por su nombre, con la misma ternura que ponía en su voz cuando caminaban por Galilea: "¡María!". Ella se vuelve rápida: "Rabbuní, Maestro". María se encuentra con el Resucitado cuando se siente llamada personalmente por Él. Es así. Jesús se nos muestra lleno de vida, cuando nos sentimos llamados por nuestro propio nombre, y escuchamos la invitación que nos hace a cada uno. Es entonces cuando nuestra fe crece. No reavivaremos nuestra fe en Cristo resucitado alimentándola solo desde fuera. No nos encontraremos con él, si no buscamos el contacto vivo con su persona. Probablemente, es el amor a Jesús conocido por los evangelios y buscado personalmente en el fondo de nuestro corazón, el que mejor puede conducirnos al encuentro con el Resucitado.


Fr. Vicente Botella Cubells O.P.
José Antonio Pagola
Red evangelizadora BUENAS NOTICIAS

Abre caminos a la fe en el Resucitado. Pásalo

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