Reflexiones científicas....

Bueno…No sé si es porque me he dado por aludido o porque todos siempre necesitamos nuestra dosis de “desvarío” de vez en cuando, pero… ahí va. Espero que esta pequeña dosis de números (sí, es pequeña… no tenéis ni idea de todo lo que me he saltado) y ciencia no haga huir a nadie antes del final y sirva de complemento a lo que Laura ya nos “desvarió” la semana pasada… Vamos pues.
Supongo que ha habéis visto el video de la entrada anterior ¿no? Bueno, pues haremos algo parecido. Fijaremos pues un origen arbitrario, algo que nos sirva de comparación respecto de lo que queda por encima o por debajo de él. Y, como en el video, pondremos en ese origen al hombre. Comencemos.
Imaginemos que tú, que vete tú a saber por qué has caído en este blog, eres una persona (si no lo eres… definitivamente esto del Internet se nos fue de las manos…) de ese grupo de 540 que, de media, habita cada uno de los 606 km2 que tiene la Comunidad de Madrid (sí…en Madrid vivimos apiñaos… ¿qué pasa?). Si es así, también serás una de las 93 personas que, nuevamente de media, habitan cada uno de los 500.000 km2 (unas 825 veces la Comunidad de Madrid) que tiene de superficie ese país llamado España (datos a día de hoy…). Nuevamente, si mis cálculos no me fallan, tendrás que ser una de esas personas que viven en el Planeta Tierra. Serás, por tanto, una de las 50 personas que habitan, de media, cada uno de los 510 millones de km2 (850.000 veces la Comunidad de Madrid) que tiene este planeta. Bien. Tan solo con esto nadie dudaríamos en afirmar, si todavía nos lo permite este mareo de números, que cualquiera de los que habita este planeta es un perfecto “don nadie”. Sigamos.

El Planeta Tierra es, ya desde hace mucho, algo así como una esfera que tiene un radio de unos 6300 km (unas 21 veces la distancia Madrid-Valencia) y que tiene una masa de 6e24 kg, es decir, 8e22 veces la masa media de un cuerpo humano de tipo medio (Esta ‘e’ que aparece en medio de los números indica que el número que viene a su izquierda debe multiplicarse por un 1 seguido de tantos ceros como indique el número que va a su derecha). Y es que yo creo que sí… somos unos “don nadie”…. Pero bueno, sigamos. Este planeta gira, junto con 8 más, alrededor de una estrella llamada Sol, nuestro Sol, formando ese conjunto que conocemos como Sistema Solar. De entre todos los planetas, la tierra es el quinto más grande, aunque podría decirse que es, más bien, parte del grupo de los 5 planetas más pequeños. Esta estrella, el Sol, tiene un radio de casi un millón y medio de kilómetros (5000 veces la distancia Madrid-Valencia o 240 el radio del Planeta Tierra), pesa 330.000 veces más que la tierra y está a una distancia de la Tierra de 150 millones de kilómetros (medio millón de veces la distancia Madrid-Valencia). Ahí es ‘na’.
Podríamos pensar que con eso ya tenemos suficiente, pero apenas acabamos de empezar.
El Sistema Solar (con su Sol, sus 9 planetas – entre ellos la Tierra – y bastantes cosas más que no he nombrado) forma parte de una galaxia, la Vía Láctea. Sin ser exhaustivos, podríamos decir que una galaxia es la unión de muchas estrellas y muchos planetas. Pues bien, la Vía Láctea es una de ellas en la que todas estas cosas están dispuestas en forma de espiral. Se calcula que la Vía Láctea tiene entre 200.000-400.000 millones de estrellas (¡entre las que se encuentra nuestro Sol!, que no es precisamente la estrella más grande de todas ellas) y un diámetro de 100.000 al (‘al’ es la abreviatura de ‘año-luz’ que, aunque se llame así, es una unidad de longitud y no de tiempo. En concreto, un ‘al’ es la distancia que recorre la luz en un año. Si consideramos que la luz es capaz de recorrer 300.000 km (1000 veces la distancia Madrid-Valencia) en un solo segundo, imaginaros el porrón de kilómetros que recorrerá en un año… Pues bien, ese porrón es un año-luz)
Pero ahí no termina la cosa… Esta galaxia nuestra, la Vía Láctea, es una de las 40 que forman una agrupación de galaxias llamada “Grupo Local”, lo que no es más que una pequeña parte de los 100.000 millones de galaxias que tiene el Universo observable. Y en esto de “observable” también hay algo muy curioso. Solo nos es “observable” aquello que emite luz y que, además, dicha luz ha llegado hasta nosotros. ¿Qué quiere decir esto? Que todo aquello que acabamos de nombrar (y que para nosotros es lo que, a día de hoy, compone el universo) son solo aquellos elementos que están tan cerca de nosotros como para que la luz emitida por ellos haya tenido tiempo suficiente, desde el comienzo de los tiempos, para llegar hasta nosotros. Simplemente por hacernos una idea: si algo pasara en un extremo de nuestra galaxia – La Vía Láctea –, tardaría unos 100.000 años (el valor del diámetro en ‘al’ de esta galaxia) en verse en el extremo opuesto. Y eso me hace preguntarme ¿cuánto más hay en el universo que todavía no conocemos porque no ha pasado tiempo suficiente como para que su luz haya llegado a nuestro insignificante planeta Tierra? Casi es algo que asusta y que hace, incluso, poder contemplar la opción de que todo el universo sea infinito…
En fin, cambiemos de tercio, porque si las cosas parecen infinitas por encima de nuestro origen de referencia – el hombre –, también lo parecen por debajo de él. Vayamos entonces con este descenso.
A mí, el ser humano me asombra por muchas cosas, pero una de ellas es la gran complejidad de esa maquinaria tan perfecta que llamamos cuerpo humano. Realmente no creo que haya ingeniero en la faz de la tierra que sea capaz de crear, ni siquiera de imaginar, algo tan complejo que se aproxime al cuerpo humano y que, además, ¡funcione! Muy simplistamente, el cuerpo humano diríamos que es la unión de ocho aparatos o sistemas: locomotor (muscular y óseo), respiratorio, digestivo, excretor, circulatorio, endocrino, nervioso y reproductor. No es cuestión de dar aquí números de todos ellos, pero algo sí que daremos. Por ejemplo, los pulmones tienen más de 300 millones de alveolos, hay unos 600 músculos distintos en todo el cuerpo y, la crème de la crème, en el cerebro humano hay de 50 a 100 mil millones de neuronas, las cuales transmiten las señales nerviosas a través de hasta 1000 billones de conexiones sinápticas.
El hecho de que ese “don nadie” que veíamos antes, tenga, por sí solito, tantas cosas en su interior es, desde ya, para echarse a temblar. Pero, nuevamente, solo acabamos de empezar. Todos los elementos que componen el cuerpo humano estás formados por células, habiendo más de 50 billones en todo el cuerpo humano. Además, estas “unidades morfológicas y funcionales de todo ser vivo” son la mar de listas, pues son capaces de diferenciarse y adquirir unas funciones u otras en función, valga la redundancia, de en qué órgano les haya tocado trabajar. Si seguimos haciendo zoom, pues ya la célula en sí escapa a la capacidad del ojo humano, cada una de estas células, del tipo que sea, está formada en su interior por una cantidad ingente de orgánulos (o como quiera que se les llame) y estructuras la mar de complejas, cada cual con sus funciones específicas.
Y todavía podemos bajar más. En general, toda materia, forme parte de algo vivo o no, está formada por moléculas. Y éstas, totalmente fuera del alcance del ojo humano, están formadas a su vez por átomos. Así por ejemplo, el agua está formada por moléculas de H20: el resultado de la unión de dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno (mediante un enlace covalente, ¡toma ya!).
¿Y cuántas de estas moléculas hay en el agua? Pues el número de Avogadro nos lo dice…Si recordáis la tabla periódica, encima del simbolito de cada elemento, aparecía un numerito llamado masa atómica (Ma). En el caso de los átomos de la molécula de agua tendríamos una Ma de 1 para el hidrógeno y de 16 para el oxígeno. Si se suman estos numeritos para todos los átomos que constituyen la molécula (en el caso del agua, 1+1+16 = 18) tendremos su masa molecular que equivale a la masa de 1 mol (un mol no es más que una unidad de medida de la cantidad de una sustancia). Y - aquí entra Avogadro - un mol de cualquier sustancia contiene siempre 6,02214179e23 moléculas. Así pues, para el caso del agua, por cada 18 gramos de agua tendríamos 6,02214179e23 moléculas de H2O. Y si el cuerpo humano tiene en entre un 55% y un 78% de agua (entre 40-60 kg de agua para alguien de unos 75 kg), imaginaros la cantidad ingente de moléculas (¡solo de agua!) que tiene nuestro cuerpo.
Y ya te mueres si te dicen que cada átomo está formado, a su vez, por cosas más pequeñas. Cada átomo tiene un núcleo, formado a su vez por protones y neutrones, alrededor del cual orbitan otras partículas llamadas electrones, en lo que se conoce como corteza atómica. El tamaño del núcleo del átomo, que ostenta el 99,9 % de la masa de éste, es 10.000 veces más pequeño que el tamaño total del átomo: la inapreciable longitud de 0,00000000010586 m para el caso de un átomo de hidrógeno. Vamos, que el núcleo sería una canica en medio de un campo de futbol, con los electrones dando vueltas alrededor de él pero sin dejar de pisar las bandas…O, como nos decían el otro día: si el núcleo estuviera en la Puerta del Sol, los electrones darían vueltas alrededor de él pasando a cada vuelta por ¿Aravaca?... Y claro, eso quiero decir que entre la Puerta del Sol y Aravaca, donde bien podría estar el Buen Suceso, ¿no pasa nada?... Esto sí que no me cuadra…Yo más bien creo que el núcleo debe de estar en Buen Suceso….
En fin. Y todavía podríamos seguir haciendo más zoom… Pero creo que basta para dar a entender que no solo por arriba, sino también por debajo las cosas tienden a infinito y uno ya no sabe ni donde podrán terminar. Pero el hecho es que ahí está el hombre: alguien insignificante en medio de algo infinitamente grande pero, a su vez, alguien infinitamente complejo. ¿Y todo esto es fruto de la casualidad? ¿Sale todo de la nada? ¿Todo cuadra a la perfección por una “casualidad”? Yo muchas veces he oído eso de “yo, con la ciencia, explico todo sin necesidad de Dios”… Pero qué queréis que os diga. Cuanto más sabe uno de ciencia (y ni por asomo digo que yo sepa algo), más se da cuenta de que hay mil cosas que se nos escapan y que nunca llegaremos a comprender del todo. Y lo que creemos comprender, muchas veces solo obedece a modelos simplificados que nos permiten entender en parte una realidad mucho más compleja.
Finalmente, simplemente quisiera poner aquí unos interrogantes que me han ido surgiendo conforme escribía este rollo macabeo. Allá voy.
  • El primer interrogante… ¿ha llegado alguien hasta aquí leyendo?... :) Bueno, ahora en serio
  • Si todo parece ser tan matemático y tan físico, ¿por qué luego el ser humano es un ser totalmente libre, capaz de decidirse por una cosa en un momento y cambiar al momento siguiente? ¿Por qué cada uno somos diferentes?
  • ¿Cómo narices explicamos los sentimientos? ¿El amor? ¿El perdón? ¿Por qué no todos sentimos igual?
  • La complejidad y grandiosidad de lo que nos rodea habla por sí sola. Si además, creemos que eso no surgió de la nada, ¿No es lo más normal del mundo que nos preguntemos el porqué de todo ello?
  • Y si además descubrimos que Dios nos ama y lo hace de forma individual, a pesar de nuestra pequeñez e insignificancia en relación a todo lo que nos rodea ¿no es para echarse a temblar?
  • ¿No es impresionante que Dios tenga pensado algo para cada uno y quiera para cada cual su felicidad más que ellos mismos? ¿Y si está todo lo creado al servicio de la felicidad del hombre?
  • ¿No tiene sentido el hecho de que nosotros existimos en tanto en cuanto estamos en el pensamiento de Dios, de la misma manera que los personajes de una novela existen en ella porque su “escritor” así lo decidió?
  • ¿Por qué a veces nos empeñamos en querer ser nosotros los únicos gobernantes de nuestra vida cuando en realidad nada podemos controlar?
No sé… Solo algunas cosas que he ido pensando conforme miraba aquí y allá en la Wikipedia, cogiendo números de un lado y de otro tratando de reproducir parte de la charla del otro día. No sé si tiene algo de rigor lo que acabo de escribir (se admiten todo tipo de correcciones), pero tampoco era esa mi intención (de la misma manera que tampoco lo era escribir un tostón como este… aunque ya que está no lo voy a borrar…). Simplemente pretendía poner de manifiesto lo pequeño que es el hombre, aunque tremendamente complejo al mismo tiempo. Esto, creo, debe hacer reflexionar a cualquiera, sea de donde sea y crea en lo que crea. En cualquier caso, hasta aquí he llegado. Me voy a la cama, que ya no son horas para mí…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Madre!!!!! Veo que no soy la única que desvaría :P. Ahora, cuando tenga que recurrir a Internet para explicarles las cosas a mis niños, en vez de tirar de la Wikipedia, iré a la Carlospedia.

Si teníamos preguntar que plantearnos, ahora, con las tuyas muchas más, Carlos (a la primera que haces, sí, he llegado a leer hasta ahí, jeje). Pero al menos me ha quedado más claro que el hombre es pequeño, y a su vez complejo, sin lugar a dudas, y a veces no llegamos a ser muy conscientes de ellos.

Gracias por tu "desvarío".

LAURA

P.D. Mmmmm, creo que entre Aravaca y la Puerta del Sol, el punto central estaría en la carretera de la Coruña, a la altura de Agrónomos.... Mmmmm, sospechoso :P

Carmen dijo...

jajajaja, me encanta!!!

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