Crónica de una jornada inolvidable

    Como ya os habíamos prometido, para esta ocasión estábamos buscando una manera especial de haceros llegar todo lo que pudimos experimentar el otro día en aquella estupenda jornada con la Hna. Glenda.
    Así que esta vez hemos recurrido a todo un profesional de la materia, que con esa energía y esas ganas tan contagiosas nos ha preparado esta estupenda crónica, capaz de destilar la esencia de lo que allí sucedía. Damos gracias a Dios por poder contar con Borja Centenera, que además de ser un gran amigo y una persona estupenda, también es un excelente periodista; y aquí ya os dejamos, para que podáis disfrutar de sus palabras....


    ¿CÓMO CONSEGUIR UN ALMA DESCANSADA Y NO MORIR EN EL INTENTO?

 por Borja Centenera

Nos llevó varias semanas de organización, pero al final podemos decir que todo salió a pedir de boca.

Y hasta aquí el testimonio como uno de los organizadores.

Pero empecemos con lo importante, el testimonio de un cristiano que vio, durante el sábado 3 de noviembre en la Parroquia de Nuestra Señora del Buen Suceso, a la comunidad cristiana reunida en torno a una misma figura. Y no me refiero a la Hermana Glenda, a quien Dios la ha premiado con el don de la música. Me refiero sin lugar a dudas a la figura de Cristo. También me refiero a la figura de la Madre, la Virgen. Y también a la figura de la Iglesia. Y aunque he enunciado varias, si eliminamos una de estas, no existiría nada de lo que creemos. Pues todas forman un UNO.

Iglesia como familia. Familia como lugar donde todos sus miembros nos reunimos en torno a un mismo ideal. Un ideal que nos basta para ser el motor central de nuestra existencia. Una existencia que tiene sentido en la fe. Una fe que nos dirige a Dios. Un Dios a quien podemos llamar orgullosos como Padre. Abba. Papi. Al final, todas las piezas del puzzle encajan

Y es que aquel sábado lluvioso y friolero de noviembre, casi 300 personas acudieron al Retiro y Vigilia de Oración de la Hermana Glenda, un auténtico ejemplo de cómo ser feliz cristianamente. Se abrían las puertas a las once de la mañana, y empezaba el jaleo. Un retiro que duró mañana y tarde, que tocó temas importantes, como el perdón, la fe, y el que más me gustó: Hágase Señor en mí tu voluntad. ¿Qué mejor ejemplo que el de la Madre?

Alternamos diferentes dinámicas, poniendo lo mejor y lo peor, en presencia de Dios, para que Él hiciera lo que quisiera, y nos lo apuntara en nuestro “debe” o “haber” de la vida eterna. Porque todo lo que hacemos queda registrado en nuestra cuenta corriente del Cielo. Y como es una cuenta corriente, nos gusta tenerla actualizada, y si es día a día, mejor.

Durante la comida, hablamos con ella diferentes temas, como la juventud, la fe, la castidad y el hecho de que muchos jóvenes de hoy día, que se consideran católicos practicantes, están haciendo una Iglesia a su medida, adaptando cosas del Magisterio de toda la vida a sus propios intereses, para hacer una religión mas cómoda.

Posteriormente tuvimos la suerte de cantar con ella en misa de 8. Al acabar la misa los del coro no dábamos crédito a lo que acababa de pasar: nos quedó una misa perfecta. A coro con la Hermana Glenda, dando palmas, invitando al pueblo a que se uniera a nosotros. Y en realidad supimos la respuesta: que cuando se hacen las cosas por Amor a Dios, nada puede salir mal.

Y el momento más esperado del día, la Vigilia ante el Santísimo. La Iglesia a oscuras, con solo las luces de un foco que apuntaba al Santísimo y unas velas que encendieron los asistentes de manera espontánea, a modo de ofrecimiento. Que esta vela continúe mi oración se dice en Lourdes. Pues aquí lo mismo.

Migueli empezó la noche para amenizarnos cantando Como una luz. Y la Hermana Glenda siguió una vez expuesto al Señor, con sus canciones. Aquellas que no pasan desapercibido y que dan que pensar, como por ejemplo Mira que estoy a la puerta y llamo.

Solo fue un día, un día intenso, y aunque acabamos cansados, es justo decir que nos fuimos a dormir aquella noche con el alma bien descansada. Gracias a todos por colaborar. Gracias a todos por asistir. Pero sobretodo: Gracias Señor por estar ahí, dándonos lo mejor y querernos. 

Gracias Abba.