San Aurelio de Córdoba

  
  Como hoy es un tan día especial, y lo prometido es deuda, aquí os dejo la fascinante historia de San Aurelio. ¡Cuanto tenemos que aprender de la muchedumbre de los Santos!

   San Aurelio nació en Córdoba en torno al año 825, siendo hijo de padre musulmán y madre cristiana, ambos de familias ilustres por su linaje y riquezas. Se casó con Santa Natalia, que era hija de padres mahometanos, aunque perdió a su padre siendo muy niña y su madre se casó en segundas nupcias con un cristiano, de modo que la pequeña fue educada bajo la cristiandad.

  Según la ley islámica, los insultos a la fe islámica se consideraban blasfemias y estaban penados con la muerte. Ambos estaban considerados musulmanes automáticamente según la ley, puesto que eran hijos de padre musulmán, de modo que la profesión de cualquier otra fe se consideraba como una blasfemia de apostasía de la fe islámica.



  Alrededor del año 850, el califa Adberramán II inició una persecución contra los cristianos desatada principalmente por las declaraciones de un presbítero de nombre Perfecto, cuya decapitación había provocado toda una reacción en cadena en el hastiado pueblo mozárabe. Tal era la persecución que sufrían entonces los cristianos de Córdoba, que debían fingir ser musulmanes si querían conservar la vida, especialmente con la delicada situación en la que se encontraban Aurelio y Natalia. 

  Hasta el día en que encuentran un cristiano que iba a ser martirizado, al cual llevaban por las calles montado desnudo sobre un asno y con el rostro vuelto hacia la cola del animal. Le precedía un griterío público, ridiculizándole, y dos verdugos le escoltaban, azotándolo hasta hacerlo sangrar. A la vista de ese hombre (llamado Juan) que se deja flagelar y ridiculizar, Aurelio pensó: «He aquí un verdadero discípulo de Cristo, Aquel que nunca se avergonzó de su amor por mí, ni rehusó sufrir por salvarme».

  En ese momento vuelve a su casa transformado, y desde entonces su mujer y él dejarán de fingir y pasan a practicar abiertamente su fe. Ganados por su ejemplo, se implicaron también Félix y su mujer Liliosa, que eran sus primos, así como un diácono llamado Jorge que era monje mendicante de un monasterio cercano a Jerusalem. Pero finalmente llegó el día en que fueron detenidos todos juntos, por una orden que dio el juez de la zona debido a los continuos informes que recibía de sus prácticas cristianas.

  Fueron llevados a palacio ante el juez, encarcelados y torturados, y finalmente se les concedió un plazo de cuatro días para retractarse de sus creencias cristianas, pero todos se mantuvieron firmes en su fe. En un principio a Jorge se le concedió el perdón por ser extranjero, pero su denuncia del islam hizo que fuera condenado junto a los dos matrimonios. Se los mandó decapitar todos juntos el 27 de julio del año 852, día en el que la Iglesia recuerda a estos santos mártires. Ellos forman parte de los llamados 48 Mártires de Córdoba, que se conocen gracias al registro de Eulogio de Córdoba, y que fueron martirizados en estos años debido a su rechazo del islam y proclamación pública de su fe cristiana.

  Sobre el destino de sus cuerpos se conocen dos teorías. La primera indica que fueron sepultados en la Iglesia de San Fausto, hoy llamada Iglesia de San Pedro en Córdoba, aunque parece ser que dicha iglesia fue construida por el rey Fernando III de Castilla en el año 1236, tras la conquista de esa ciudad. Otra teoría indica que, como sus cuerpos no estaban seguros en Córdoba, el rey Carlos II de Francia, decidió trasladar el cuerpo de San Aurelio y la cabeza de Santa Natalia a la localidad de Saint Germain, en París.

  Lo cierto es que a día de hoy no sabemos donde están sus cuerpos, pero sí podemos conocer su tremenda y valiente historia.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Guau!!! Anonadada me quedo con este tipo de historias.

Gracias Carmen por contárnosla :)

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